Durante el año que duró la gira del primer álbum de Vetusta Morla, Un día en el mundo, tuve ocasión de estar presente en la mayoría de sus conciertos. Me encargué de diseñar la escenografía y de las videoproyecciones en directo que iban variando con los escasos recursos y tiempo del que disponíamos antes de cada concierto. Así que fue una suerte de “realización visual-escenográfica en vivo”. Siempre traté, bajo una perspectiva transmedia, de trasladar los elementos característicos del imaginario de la banda, presentes en otros formatos como videoclips o material promocional, a los directos.

Hubo dos conciertos destacables de los que me gustaría hablar:
Concierto de Vetusta Morla en La Joy Eslava
Vetusta Morla presentó el álbum Un día en el mundo en este concierto y abrió con él la gira. Fue un concierto realmente importante, entre otras cosas porque en él se definió toda la imagen en directo de la banda, que después iríamos variando y adaptando a otros conciertos. En ese sentido el concierto de La Joy fue un laboratorio, nos sirvió de ensayo. En él pudimos probar muchas ideas que yo tenía y ver cómo encajaban en directo. Fue una locura.
Momentos diferentes a lo largo del concierto
Primero hicimos un diseño del espectáculo, una especie de guión en el que teníamos en cuenta cuál iba a ser el arco emocional del propio concierto. Después, dividimos el escenario en tres partes o capas: una gasa translúcida a modo de telón, una iluminación con lámparas sobre el escenario y una pantalla para proyectar tras los músicos. Sobre la primera capa, la de la gasa traslúcida delante del escenario podíamos proyectar videos. El espectáculo empezó con la gasa bajada y la imagen del banco de la portada del disco. Solo que en esta ocasión, no era un niño el que saltaba de banco en banco, sino, uno a uno, los integrantes de la banda. (Los propios miembros del grupo se llevaron mi cámara y se grabaron saltando, aprovechando que el banco estaba en Barcelona y que dieron un concierto allí).
Fotogramas de las videoproyecciones en directo, cuando se mostraba a la banda en las pantallas se veían así.
La segunda capa estaba en el mismo escenario. Se trataba de una escenografía muy sencilla con unas bolas de luz o esferas blancas, que controlábamos de manera independiente y que vestían mucho al espectáculo. A veces parecían planetas, otras reflejaban los videos del proyector y también ellas se convertían en pantallas. Servían tanto para decorar, como para iluminar de manera más íntima. Así creamos distintos ambientes. Dentro del escenario, por ejemplo, la luz era más cercana.
Fotogramas de otra de las cámaras con las que grabamos todo el concierto, una Hi-8.
Al fondo del escenario, una pantalla de proyección era nuestra tercera capa. Con ella, podíamos jugar, proyectar imágenes estáticas o en movimiento, fotos, animaciones o videos en directo dependiendo de la canción o del momento del concierto. También contábamos con un set de luces “loco” que tenía el propio teatro detrás de la pantalla de video. Eran luces multicolores muy curiosas. Nos las guardamos para el cierre, que fue muy informal y alegre, para celebrar con todos los presentes.
Videoproyecciones con y sin gasa.
Todos estos elementos nos daban mucho juego para crear distintos ambientes en función del momento del concierto. Se podían combinar esferas encendidas a través de las gasas, sombras de ellos proyectados en la gasa… No estábamos haciendo una escenografía solamente, estábamos diseñando una experiencia. No se trataba solo de ir a ver a unos músicos que ya habías escuchado, sino de ir a un espectáculo. Lo cual era un valor añadido, pues podías percibir el concierto con todos los sentidos. Mi idea de lo que debe ser un concierto es esta. Son el tipo de espectáculos que me han marcado. Giras como Touring the Angel de Depeche mode, POP de U2, Pink Floyd o Roger Waters crean experiencias colectivas que te arropan.
Fotogramas de las animaciones que se combinaban con las imágenes en directo de la banda.
En el concierto de La Joy, música y experiencia sensorial encajaron a la perfección. Se generó una gran energía. La suma de posibilidades, casualidades y apuestas salió bien. La música se retroalimentó con el diseño escenográfico y se potenció. Nacho López, Director de Fotografía y yo controlamos las proyecciones, los telones, las luces y la realización, ya que a la vez estábamos grabando el concierto con cinco cámaras. Se puede decir que fue una realización en directo. Yo, desde el centro de luces, iba pinchando imágenes en directo en la pantalla de proyecciones del escenario dependiendo de las necesidades estéticas y plásticas del momento. Trataba de jugar con las texturas, dar plasticidad al espectáculo. También teníamos niebla para dibujar un poco los ases de luz o pompas de jabón, que usamos en el cierre festivo del último tema. Me gusta mucho jugar con sombras, con siluetas. En cierto modo estaba recreando el trabajo que hicimos para el primer videoclip, Un día en el mundo. Trabajando así, con esa realización en directo, te sientes parte del espectáculo, eres un artista más del conjunto, haciendo tu parte.
El tema Iglús fue interpretado por los músicos de espaldas, detrás de la gasa, mientras que en ésta se proyectaba en directo la cara de los músicos en grande, mirando al público.
Allí mismo hicimos un experimento con la canción, Iglús. En ella mezclamos todas las tecnologías con las que contábamos en aquel directo. Se trata de una buena muestra de cómo una canción puede convertirse en una experiencia.
Concierto de Vetusta Morla en Circo Price
Para el concierto de Vetusta Morla en El Circo Price tuve ocasión de, al igual que para el de La Joy Eslava, diseñar toda la escenografía e ir “realizándola” en directo. Este concierto, que en realidad fueron dos, en días consecutivos, tuvo lugar meses después que el de La Joy. Para él, adaptamos todos los elementos presentes en la escenografía anterior como las esferas blancas de luz y la pantalla trasera de videoproyecciones, pero yo quería algo más. Ya que estábamos en un circo, había que darle un toque circense y así convertir la experiencia en un concierto único, teniendo muy en cuenta el lugar en el que se realizaba.
Así que quise introducir un maestro de ceremonias al más puro estilo del circo, porque personalmente, me gustan mucho este tipo de espectáculos. Además, tenía la espinita clavada de no haber hecho nada de animación con Vetusta, puesto que en un principio me habían contactado por eso, pero aquí tuve ocasión de sacármela. Planteé una animación en directo. Ese maestro de ceremonias sería una marioneta de sombras chinescas que presentaría el concierto. Para ello, Miguel Montoya de The Root Puppets, el mismo diseñador de las hormigas del programa El Hormiguero, diseñó una marioneta de un maestro de ceremonias y un teatrillo de sombras chinescas. El locutor, que ponía voz a la marioneta fue mi amigo Pedro. La sombra de la marioneta se grababa en directo, mientras era operada por dos marionetistas y se proyectaba en la pantalla antes de empezar el concierto. Podéis ver el video en mi blog.
El concierto comenzaba como siempre, con la proyección de los bancos, pero en esta ocasión, la peli se “rompía”, la pantalla quedaba en blanco, empezaba la música de circo y entonces entraba este personaje a presentar el espectáculo. Al final del concierto, cuando suena Saharabbey road, una canción muy alegre y festiva en la que baila todo el mundo, incluidos los técnicos, la marioneta volvía a salir y se unía a la fiesta.
Cliente: Pequeño Salto Mortal.
Banda: Vetusta Morla.
Creatividad e idea escenográfica: Álvaro León.
Año: 2009.